El gremio se opone a la desregulación de controles del INV

La controversia que rodea a la industria del vino sigue generando debatidos ecos, especialmente cuando se trata de la desregulación de las funciones de control del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Este tema ha atraído la atención de un nuevo jugador: la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (FOEVA), que se suma a las voces que se oponen a los cambios propuestos por el Gobierno.

En este momento, el escenario es incierto. Se espera que la Justicia decida si acepta el recurso de amparo presentado por cuatro entidades que buscan frenar la Resolución 37/2025, que comenzará a aplicarse el 1 de enero. Mientras tanto, la brecha entre los distintos sectores de la cadena de producción vitivinícola sigue ampliándose.

Un claro conflicto de intereses se nota entre Bodegas de Argentina —que representa a 250 bodegas del país— y otras organizaciones que representan etapas cómo la producción de vino, que son las que han promovido el amparo judicial. Bodegas de Argentina coincide con la postura oficial de desregular la industria, buscando reducir costos y aumentar la competitividad.

Críticas de FOEVA a la desregulación

FOEVA ha hecho un análisis crítico de la situación actual y del futuro cercano del sector. Este año ha reconfigurado el mapa productivo, y el sindicato se ha posicionado del lado de quienes critican la política de desregulación del Gobierno dentro del INV. Coinciden con las entidades empresariales que presentaron el amparo, como la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas, la Unión Vitivinícola Argentina, la Asociación de Viñateros de Mendoza y la Cámara Riojana de Productores Agropecuarios. Todos advierten que esta flexibilización de controles puede poner en riesgo la trazabilidad, facilitar la informalidad y generar dudas sobre la transparencia en toda la cadena de producción.

La Resolución 37/2025, que salió a la luz el noviembre pasado, cambió las reglas de control del INV. Ahora, eliminó la supervisión en viñedos, cosechas y procesos de elaboración, dejando únicamente la auditoría del vino ya embotellado como instancia obligatoria. En un comunicado, el secretario de Prensa de FOEVA, Daniel Romero, ha señalado que esta medida “fragmenta el sistema de control” que durante décadas ayudó a posicionar los vinos argentinos en mercados internacionales exigentes. Para Romero, si el INV solo controla el vino embotellado, se pierde la trazabilidad. Esto significa que no sabremos cuánta uva se cosechó, en qué condiciones laborales y si se cumplen los estándares de producción.

El panorama actual para el sector vitivinícola

El gremio ha enfatizado que esta desregulación favorece la informalidad y puede afectar la calidad y la imagen de los vinos argentinos en el exterior. También destaca que este año la vendimia se enfrentó a dos realidades muy diferentes. En los viñedos, la producción cayó, pequeños productores desaparecieron y se experimentó una presión por las uvas importadas, además de empleos inestables.

Para los trabajadores en el viñedo, 2025 fue uno de los años más difíciles de la última década. La merma en la producción se tradujo en menos días de trabajo y menores ingresos. En el sector de bodegas, el panorama también es complicado. La caída del consumo interno y la estancación de las exportaciones presentan desafíos, incluso para empresas bien establecidas.

FOEVA ha mencionado casos de compañías como La Riojana, Norton y Fecovita, que han tenido que reducir personal o incluso cesar operaciones. Este fenómeno no parece ser solo un problema temporal, sino que refleja cambios profundos en el sector, como la rápida adopción de nuevas tecnologías que, aunque modernicen los procesos, también reducen la demanda de mano de obra.

Esta situación ha llevado a que se presenten paritarias con limitaciones salariales que no reflejan la inflación real ni los costos de la canasta básica, lo que ha generado discusiones largas y un clima de tensión constante.

En este contexto, aunque se lograron algunos avances institucionales dentro del sindicato, persiste la dificultad de recuperar el poder adquisitivo perdido desde la devaluación de 2024. Para 2026, FOEVA ha planteado como prioridades recuperar el salario real y proteger la trazabilidad en la producción.

La fragmentación del sector empresarial, con múltiples cámaras que representan tanto a bodegas como a viñateros, ha complicado el avance hacia acuerdos que beneficien a todos. Recientemente, en octubre, se logró cerrar un acuerdo que otorgó un aumento del 12% a bodegas y del 9,9% a viñas. Sin embargo, el sindicato considera que esto es solo un paso en un camino todavía lleno de desafíos.

A pesar de los obstáculos mencionados, FOEVA celebra los mejoras institucionales logradas durante el año, como la ampliación de beneficios, fortalecimiento de subsidios y mayor presencia en inspecciones, medidas que buscan asegurar un mejor acompañamiento para los trabajadores del sector.

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